LA DONA DALI
(la mujer Dalí)
El “revival” sobre Dalí surge con ánimo de valorar y de profundizar en su obra, adentrándonos en sus contenidos a través de libros de arte y biografías que hablan sobre él, y que me llevan siempre a un mismo camino, el camino de mi honesta pero provocadora reinterpretación, que huye de la mofa y de la pretensión de ir más allá de donde él llegó, sin sobrevalorarlo como carácter genial, sino con la interpretación más consciente de su, a pesar todo, normalidad humana con carencias, frustraciones y negaciones de una parte de su yo.
Quizás él y su genialidad consisten en utilizar éstas carencias para ofrecer un servicio al arte, como fruto de inspiración e hilo inagotable para hablar de las cosas que la mayoría no se atreverían a querer ver y que, si las vieran no encontrarían sentido a su profundidad. Él, firme en su extraordinaria individualidad, siempre huye de las consciencias colectivas y, sobre todo, indaga en el subconsciente de sus propios demonios y sus obsesiones, él sabe que la verdad y las raíces de los conflictos internos, tienen aquí su origen.
En la obra genial de Dalí hay elementos interesantísimos, como la búsqueda del yo a través del instinto sexual y su objetivo. Es en ésta línea donde me he permitido trabajar, pero con la hipótesis de que Dalí hubiese sido una mujer. La utilización de mi cuerpo para representar es pura interpretación de una idea.
La mujer Dalí no quiere ser musa, no se conforma con ser el centro de inspiración porque tiene cosas que decir. Esta mujer, consciente de su género, luchando por desenmascarar a la auténtica mujer, aniquilada por las culturas y religiones desde hace siglos, intuye su potencial hábilmente sometido.
Está orgullosa de su cuerpo, de su fuerza, pero no de la fuerza de su sexo para erotizar al hombre, una fuerza que verdaderamente la llevará a ser un ser completo para sí misma. Sus cualidades creadoras no solamente vendrán a través de la capacidad de ser madre, esta será solo una de las opciones. La creatividad en la mujer fluirá en la diversidad de sus cualidades, como ser humano potencialmente empático e intuitivo. Su apetencia sexual dejará que fluya para desinhibirse de las formas que han marcado su conducta, desde el inicio de los tiempos y, siempre, bajo la mirada del hombre, como un ser por encima de ella. Las mujeres crearán y potenciarán sus propios estímulos sexuales, saborearán a los hombres, no solo como compañeros y padres de sus hijos e hijas, sino de la manera más pura físicamente y protegerán sus emociones al margen de elementos que las debiliten. Reafirmarán su cuerpo voluptuoso y potenciador de su propia líbido. El poder de la mujer es grande, su potencial de autosuficiencia podría haber sido incluso peligroso si se hubiese dejado desarrollar en libertad, podría haber controlado demasiados elementos en civilizaciones pasadas y eso, todavía hoy, crea recelos y asusta. Por eso se destruyó su valiosa autoestima.
La mujer ha de resurgir, por todas las carencias por el hecho de nacer siendo mujer.
¿Dónde está la verdadera mujer?
La esencia genial de Dalí y la mujer aquí encuentran correlación, ambos son seres con carencias profundas y elementos que los debilitan pero con un interior potencialmente cargado de elementos enriquecedores, que desvelan consciencias y nos alejan de las uniformidades del alma, el pensamiento gris y adormecido.
Es la intención valiente de sobrevivir saboreando el instinto para convertirlo en una forma de servir al arte, al espíritu de todos.