A través de los retratos de diferentes mujeres de la cultura musulmana, este proyecto pretende pedir al espectador una mirada más profunda y respetuosa hacia los valores de otras culturas.
Posiblemente, el proyecto puede parecer una plataforma para cuestionar la simbología y el porqué del pañuelo. Sabemos que, por esta dirección, entraríamos en un conflicto de ideas tanto en sectores políticos, sociales, feministas y religiosos en todas las tendencias.
No llegaríamos a ninguna conclusión enriquecedora, solo a la de hacer una crítica gratuita desde la visión de la cultura occidental, irremediablemente, las distancias del desconocimiento crecerían y de ninguna manera fomentaríamos la comprensión, la empatía y el respeto a lo diferente.
No hace muchos años, quizás cincuenta, en la misa de los domingos en la iglesia católica, las mujeres y las niñas nos poníamos un velo o mantilla para tapar el cabello. Cada forma estética, que adquieren los seres humanos a través del tiempo y las culturas, es el fruto de pertenecer al grupo, me refiero por ejemplo a los tatuajes, piercings, la coloración del cabello… seguramente muchos modelos de mini faldas, mini shorts, zapatos de aguja… no gustan a todo el mundo.
El arreglo personal tiene un trasfondo social, sexual y psicológico y, evidentemente, si profundizamos, no siempre nos gustarían las conclusiones, seguramente encontraríamos muchos motivos para repudiarlos. Pero en el momento en el que creamos un juicio de valor respecto a un colectivo, este se aferrará aún más, y sobre todo, si este colectivo se siente marginado y rechazado.
Las imágenes en la actualidad nos invaden, en el fondo se van impregnando en nuestro imaginario y posiblemente con más profundidad de la que imaginamos. A través de esta herramienta, la fotografía, pido respeto por la diferencia, empatía y aceptación hacia tradiciones que no acabamos de entender y que, después de todo, no se alejan tanto de las nuestras. Occidente ha rechazado la cultura musulmana, somos grandes desconocedores de su larga y antigua historia.
Las fotografías de estas mujeres piden un reset, empezar de nuevo, aprender a mirar respetuosamente y estar concienciados para mirar a través de sus ojos, su belleza, su firmeza en adorar sus orígenes y en mostrar al mundo sus valores, tan nobles como los nuestros.
El pañuelo es una forma física externa. De apariencias intrascendentales la cultura occidental gana en ambigüedad e incongruencias (es parte positiva del concepto de libertad, de mostrarse como cada individuo haya decidido proyectarse), hay que reflexionar al respecto.
El triunfo más grande, si somos capaces, será por las generaciones que vendrán, conseguiremos con esfuerzo haber ganado a las formas y a las diferencias. Como resultado obtendremos un respeto mutuo, profundo, para así vivir en un mundo más justo.
Hay que trabajar y pedir un esfuerzo colectivo para erradicar las segregaciones, los odios y las indiferencias, la realidad es que todos y todas formamos parte del colectivo de la comunidad y, pese a que a ciertas mentalidades les cueste entender, tenemos las mismas necesidades de calor humano, respeto y de vivir en la búsqueda de espacios de felicidad.